Cuenta la historia que el origen de la bisutería es casi paralelo al de la especie humana, y que aparece con fines mágicos y de protección.
Los pueblos antiguos se preveían de conchas, piedras o flores a fin de fabricar sus accesorios y así poder obtener un poder mágico que se le asignaba a estos.
En el Egipto antiguo, fuera de su aspecto decorativo, las joyas poseían funciones mágicas y religiosas, tanto por sus formas como por los materiales usados.
Con el tiempo, las joyas conquistaron las artes del adorno gracias a una fuerza más poderosa, la de la seducción.
En la edad media las joyas se reservaban a los religiosos, a los soberanos así como a los comerciantes.
Estas eran entonces un símbolo de autoridad. Luego, se volvió el regalo ideal ofrecido a la persona amada, adornando así a su enamorada y así glorificando el amor cortesano.
La bisutería como tal nace en los años veinte como hermana pequeña de la joyería.
Hoy en día, la bisutería es reconocida como un arte, del cual todos tenemos acceso.
En el siglo XX son muchos los materiales y los usos que se le da a la bisutería, su condición mutable le permitió abrirse a nuevas formas, colores y materiales como la resina, el cristal, la madera, el cuero, el acero o las piedras semipreciosas.
Materias que han dado a la joyería de fantasía una entidad propia y a nosotros un valor estético.